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Esta serie de entradas a continuación, son la celebración de haber comenzado algo a lo que he llamado Terapia de Síntoma. Con los conocimientos que he tenido de Sanación Pránica comencé los diagnósticos de exploración y el protocolo de sanación, pero la información que se me daba era más compleja de lo que el protocolo pedía. Es decir, uno puede decir: «este chakra está congestionado», pero la información que yo obtenía era: «este chakra está congestionado por un voto de duelo, porque esta persona en una vida donde fue médico perdió a un hijo y se sintió culpable y ese duelo se activa cuando quiere ayudar a tal persona y por eso se congestiona…»

Entonces, me di cuenta de que lo que percibo podía ayudar a la gente a concientizar más sus propios síntomas y tener referencia en la toma de decisiones para tratamientos médicos, de otras terapias psicológicas, nutricionales y hasta en temas legales. Más de una persona en este primer año ha tenido elementos puntuales que trabajar en terapia psicológica. O de decisiones que tomar con respecto a relaciones personales (pareja, hijos) o de sus profesiones. 

Aunque me he formado en Registros Akáshios y canalización, como casi todo aprendizaje, la parte empírica me ha aportado bastante. Agradezco mis formaciones, porque me han dado estructura. No obstante, me sigo sorprendiendo por el aprendizaje que sale sobre la marcha. Hay elementos que a veces no me esperaba y cuyas acciones tengo que improvisar durante la consulta. Como el día que llegó un guía de naturaleza demoniaca con una consultante. Lo contaré en una entrada más adelante. O cuando ayudé a una persona recién desencarnada a comunicarse con su familia. Sé que existen ciertas situaciones -de algunas no sabía que eran posible y las conozco según cada caso- pero desde luego, no es lo mismo saber en la teoría que enfrentarlo en una consulta. 

Pienso que este aprendizaje debería ser más alcanzable para comprender mejor cómo nos formamos como seres humanos y acceder a nuestras mejores versiones pasando por la sanación de toda experiencia, en esta vida y en nuestras vidas pasadas. Confieso también, y quizá me arrepienta tal vez de decirlo y publicarlo, que a veces pienso que quizá todo esto es una alucinación muy bien organizada y estructurada en mi cabeza. Pero entonces, recurro a lo que he estudiado en la historia del arte y en general sobre las ciencias sociales, para recordar que la evolución del conocimiento siempre tiene un gran contra: lo nuevo, lo desconocido, al inicio siempre parece un disparate. El conocimiento disruptivo, precisamente rompe algo que estaba establecido. 

Así que esta serie de entradas son la divulgación de lo que he aprendido en un año de trabajar con distintas personas esta técnica que ha ido haciéndose más redondeada y estructurada. Lo he dividido en partes según mis propios hitos y espero que puedan servirte para comprenderte, entretenerte o, si estás navegando en estas mismas aguas de la sanación y quieres colaborar con lo que exploro, bienvenida la red y la expansión de este conocimiento sobre el cuerpo sutil y la memoria transvida 🙂

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